Para poder triunfar ante la adversidad, deben existir dificultades. Una niña que no puede ver. Una familia cuya casa se quemó. Un niño que lucha contra el cáncer. No podemos hacer el suficiente énfasis en estos desafíos. Esto nos lleva a hablar del triunfo y de las sumamente personales conexiones que tres miembros MDRT tienen con organizaciones que están recibiendo (cada una) subvenciones globales de la Fundación MDRT por $50,000 USD. Dos miembros recibieron ayuda mientras ellos mismos estaban atravesando por grandes dificultades y todas sus historias nos muestran cómo sintieron el impulso de retribuir mediante su trabajo como voluntarios y la filantropía.
Resources for the Blind
Hubo algo que sorprendió de inmediato a Linda Wong Choy la primera vez que llevó a su hija de 3 años, Kara, a la escuela de Resources for the Blind (recursos para invidentes): Otros padres, muchos de los cuales contaban con menos recursos económicos que la miembro MDRT desde hace 15 años de Manila, Filipinas, estaban riendo y se mostraban optimistas acerca de las oportunidades que les esperaban a sus hijos.
“Si ellos podían estar contentos, yo necesitaba saber cómo es que podían estar tan contentos”, dijo Choy. “Decidí que debía y podía hacer más por mi hija. Es así como comencé a participar como madre en la organización”.
Kara fue una bebé prematura que nació casi tres meses antes de tiempo en 1998 y pesó menos de 1.3 kilos. Las complicaciones que sufrió durante una cirugía a corazón abierto le causaron una discapacidad visual (llamada retinopatía del prematuro) y, más tarde, ceguera total. Choy pudo beneficiarse de formar parte de la comunidad de Resources for the Blind y también pudo contribuir con ella.
Cuando se dio cuenta de los avances que tuvo Kara después de recibir terapia ocupacional, física y de lenguaje fuera de la escuela, Choy ayudó a llevar esos servicios a las familias en Resources for the Blind para lo cual lanzó un programa de Intervención Temprana (EI, por sus siglas en inglés). Recaudó fondos para inscribir a siete niños en terapia durante seis semanas. En otra ronda de recaudación de fondos, se juntó una suma de dinero 10 veces mayor con lo que echó a andar un programa de seis meses de EI para 20 niños.
Durante más de 20 años, Choy ha ayudado a aumentar los recursos que la escuela ofrece a las familias con hijos in- videntes dando pláticas en un grupo de padres de la región acerca de los éxitos que son capaces de tener sus hijos a pesar de estar gravemente discapacitados. Además de su ceguera, Kara, quien actualmente tiene 23 años, tiene una ligera parálisis cerebral y autismo moderado; sin embargo, ha podido triunfar y le encanta leer, tocar el piano, cantar, hornear y disfrutar de sus postres favoritos. “Esos padres ven cómo soy capaz de ayudar y motivar a otros padres de la misma manera que yo recibí motivación de los padres que daban las pláticas antes de mí”, señaló Choy.
En 2001, Choy ayudó a crear un grupo llamado Parent Advocates for Visually Impaired Children (padres defensores de los niños con discapacidades visuales). Actualmente, el grupo defensor tiene más de 1,000 miembros estables y su alcance incluso se ha extendido, por medio de reuniones en línea semanales, a padres y abuelos de Indonesia, Malasia y Camboya.
Resources for the Blind usará la subvención de la Fundación MDRT para crear y distribuir revistas en Braille para estudiantes de Filipinas y para capacitar a profesores y padres.
La organización ASP construye gratuitamente un nuevo hogar energéticamente eficiente para un dueño y con ello genera una equidad al instante y ayuda a disminuir la pobreza generacional que sufren las familias de la región central de los Apalaches.
“Yo solía pensar en tener una mejor casa, un mejor automóvil y deseaba tener una vida con comodidades. Sin embargo, cuanto tienes un hijo con capacidades distintas, el viaje es completamente diferente”, comentó Choy. “Estoy contenta porque la vida no es lo que planeas que sea, sino lo que haces con ella cuando llega. Además, el saber que no estás solo es algo muy poderoso”.
La organización Appalachia Service Project
¿Qué podría hacer que un joven de 17 años al que le da pavor levantar una sierra circular termine aceptando que lo llamen “hombre sierra” al llegar el fin de semana?
La respuesta está en su participación en la organización Appalachia Service Project (ASP) que se dedica a la reparación y reemplazo de hogares para familias de bajos recursos, vete- ranos de guerra y personas con discapacidades y de la tercera edad. Equipos conformados por estudiantes de escuelas preparatorias, padres y otros voluntarios viajan a la zona central de los Apalaches, en Estados Unidos, para trabajar en un proyecto durante una semana. Durante el verano, llegan otros equipos para reanudar las tareas desde donde se quedaron los equipos anteriores. David R. Wilson, CLU, ha trabajado en más de 20 hogares desde 1989. Ese año llevó a su hija de 14 años como una voluntaria más del equipo. Este año, el miembro MDRT desde hace 24 años de Oneonta, Alabama, EUA, llevará a su cuarto nieto a participar.
“Cuando ves a todos estos niños trabajar, te das cuenta de que los estás haciendo mejores personas y no solo por una semana”, señaló Wilson refiriéndose a los voluntarios. “Cuando pasan toda una semana trabajando como nunca antes lo habían hecho y se dan cuenta de las condiciones en las que viven otras personas, sus vidas cambian literalmente”.
Cada uno de los equipos, generalmente formado por cinco a ocho personas, es responsable de recaudar $5,000 USD para cubrir el costo de sus alimentos y materiales de construcción. A menudo, el trabajo implica sacar pisos, reemplazar techos y remodelar varios elementos de la casa.
“Probablemente tengas una casa que no vale $5,000 USD, sin embargo, la parte que estás reparando queda como si se tratara de una casa con un valor de medio millón de dólares”, señaló Wilson. “La meta es convertir esas casas en lugares más seguros, cálidos y secos”.
Wilson recuerda que, durante su primer año, su equipo ayudó a Naomi, una mujer de 80 años quien vivía sola. Levantaron su casa, retiraron un techo y una pared trasera que se estaban pudriendo, instalaron bloques de concreto en los cimientos y colocaron vigas nuevas en el piso. El año pasado, su equipo ayudó a Kate y a Casey, un matrimonio y sobrevivientes de maltrato quienes tenían problemas para pagar su renta mensual de $400 USD y apoyar económicamente a su hijo adolescente CJ. Además de reparar su casa, el grupo de Wilson recaudó $4,000 USD para la familia y les compró un automóvil. Actualmente, la pareja les dice a Wilson y a su esposa papi David y mami Donna.
La organización ASP usará la subvención de la Fundación MDRT para construir hogares energéticamente eficientes para dos personas. La primera de ellas es Beecher quien sirvió en la Marina durante la Guerra de Vietnam y en el Cuerpo de Marines de Estados Unidos en Filipinas. Trabajó en una mina después de su servicio, quedó discapacitado y terminó viviendo en una camioneta con sus amigos antes de mudarse a un remolque que se incendió. La otra es Tonya, una viuda quien vivió en una casa de campaña y, más tarde, en un remolque sin calefacción ni aire acondicionado desde que se incendió su casa en 2018.
Children’s Cancer Association
Desde visitar a niños en el hospital hasta trabajar 11 años en el consejo directivo, Jeffrey M. Owens, AIF, ha dedicado infinidad de horas a partir del año 2000 a la Children’s Cancer Association (Asociación para los niños con cáncer, CCA, por sus siglas en inglés). Su participación comenzó después de que a su hija, Melissa, le diagnosticaran linfoma de Hodgkin en 1999. La CCA, una organización recién creada en ese entonces, invitó a Melissa a participar en su programa “dreamcatcher” (atrapasueños) que les regaló a Melissa y a su madre un viaje rápido en limosina hasta un spa en el que las consintieron y después las llevaron a un desayuno almuerzo.
“Eso nos conmovió profundamente en un momento en el que nos sentíamos derrotados después de la quimioterapia y la radiación”, dijo el miembro MDRT desde hace 32 años de Clackamas, Oregón, EUA. “Pensar que existía una organización a la que le importara por lo que estábamos pasando fue algo muy importante y sentimos la necesidad de retribuir. Desde entonces, hemos estado cada vez más involucrados”.
La subvención de la Fundación MDRT ayudará al programa JoyRx de la CCA que da terapia musical a los niños que se encuentran combatiendo el cáncer. Ese servicio, recuerda Owens, es lo que le permitió a una niña de 16 años reírse, cantar y divertirse con su terapia musical tan solo una semana después de que tuvieran que amputarle una pierna a consecuencia del cáncer. Asimismo, esa terapia puede explicar que el comentario que una niña de cuatro años le hizo al consejo de la CCA, cuando su cáncer regresó, fuera: “No hay problema, al menos ir al hospital es divertido”.
“Solo imaginemos eso por un minuto”, dijo Owens. “La van a llenar de medicamentos y agujas. Eso es cualquier cosa menos divertido. Sin embargo, las acciones del programa JoyRx hacen que sea algo divertido”.
La CCA y Owens están llevando el programa más allá de Oregón en Texas y Massachusetts. Por otro lado, también se tiene la meta de generar un dotal de $25 millones de USD a cinco años para financiar el programa JoyRx en hospitales de todo el país.
“Todas las familias se verán afectadas por el cáncer. Es solo cuestión de tiempo”, dijo Owens, cuya hija trabajó para la CCA durante cuatro años, habló en diversas ocasiones en los eventos de recaudación de fondos y participó en su programa Chemo Pal que consiste en que voluntarios adultos se hagan amigos de los niños durante su tratamiento para que sus padres puedan salir del hospital para atender pendientes o atender sus propias necesidades. “Esta organización le da alegría a los niños que están enfermos y considera cómo podemos llegar a más niños y familias a largo plazo”.