Miembros que participaron:
Juli Y. McNeely, CFP, CLU, miembro MDRT desde hace 15 años de Spencer, Wisconsin, EUA
Clay Gillespie, CFP, CIM, miembro MDRT desde hace 21 años de Vancouver, Columbia Británica, Canadá
Nelson Kenneth Wood, miembro MDRT desde hace 12 años de Dallas, Texas, EUA
Un grupo de estudio de MDRT puede ayudar a que tu negocio pase de ser bueno a excelente gracias al compañerismo y a la colaboración que se da con otros asesores para compartir conocimiento y sus mejores prácticas. Durante un webinar que se llevó a cabo en 2020, varios miembros hablaron acerca de cómo abrieron sus grupos y de lo que hacen durante sus reuniones.
McNeely: La razón principal para unirse a un grupo de estudio es poder encontrar personas que te den un empuje tanto a nivel personal como profesional. Cuando abrimos nuestro grupo, pasamos mucho tiempo buscándole un nombre. Se nos ocurrió ponerle Maia que es la diosa del crecimiento. Todas somos mujeres en el grupo y queríamos crecer. Hemos trabajado juntas desde 2014 y sé que no estaría en dónde estoy actualmente sin la ayuda de esas cuatro maravillosas mujeres en mi vida. La relación ya va más allá de lo profesional. Formamos amistades cercanas a largo plazo. Como asesora financiera, puedo decir que esta profesión es solitaria. Nada se compara con la tranquilidad de saber que cuentas con un grupo de personas que están ahí para ti en cualquier momento o lugar y para apoyarte con cualquier tema.
Wood: Mi padre y yo solíamos bromear acerca de una frase que deformamos a partir de su significado original y dice lo siguiente: “Si hay algo que vale la pena hacer, vale la pena hacerlo, aunque en un principio lo hagamos mal”. Yo invito a la gente a que simplemente emprenda el primer paso. Probablemente no encuentres el grupo de tus sueños a la primera, pero si puedes ganar un cierto impulso, podría sorprendente hasta donde puede llevarte eso. Solo únete a un grupo y comienza a participar. Asistes a reuniones y te codeas con muchos otros asesores que se dedican a lo mismo que tú. Ese es el tipo de personas con el que quieres estar en un grupo.
Nuestro grupo tiene siete miembros y, en lo personal, no puedo imaginarme gestionando un grupo de mayor tamaño. Considero que cuando tienes relaciones valiosas, es importante tener un equilibrio entre el tiempo que se pasa comunicando algo y el tiempo que se destina a la retroalimentación, lo cual es difícil hacer cuando se tiene un grupo muy grande. Es por ello que limitamos el tamaño del equipo y así combinamos el nivel adecuado de intimidad que deseamos mantener en esas relaciones con cierta diversidad. Como no todos somos iguales, nos desafiamos mutuamente.
McNeely: Nosotras somos cinco en el grupo. Creo que la cantidad de personas no es tan importante como la conexión que tengas con ellas y que las personalidades encajen. Desde que abrimos el grupo, hemos discutido bastante acerca del hecho de agregar a más personas. Sin embargo, somos un grupo tan unido que agregar a otro integrante sería una desventaja para esa persona. Si estás considerando empezar un grupo, debes preguntarte: ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿Quiero convivir con personas iguales a mí o quiero expandir mi panorama? En nuestro caso, sabíamos que deseábamos que nuestro grupo estuviera conformado exclusivamente por mujeres miembros MDRT. Nuestro grupo cuenta tanto con asesoras afiliadas como independientes, pues ese es un aspecto que no tenía mucha importancia para nosotras.
Gillespie: El problema con los grupos es que, si no hay un compromiso, tendrás un conflicto. Si una persona nota que uno de los integrantes no está dando su máximo, entonces ella tampoco hará su máximo esfuerzo. Nunca dejes pasar el hecho de que una persona no esté cumpliendo con su parte. Habla con ella y házselo saber. En el caso de nuestro grupo, sus integrantes deben estar presentes dos veces al año y deben tener una buena razón en caso de no poder asistir. No hay nada de malo en no querer formar parte del grupo. No es que seas una mala persona. Simplemente, no formarás parte de nuestro grupo. La gente tiende a comprometerse cuando estableces esos altos estándares. Sin embargo, cuando tus estándares son bajos, el nivel de compromiso decae.
McNeely: Tenemos una agenda establecida para nuestras reuniones. Se trata de una agenda informal. A cada una de las personas se le dan unos minutos para hablar y, en total, conversamos durante una hora y media a dos horas. Este tiempo lo dividimos de manera que ninguna de nosotras monopolice la conversación. Uno de los miembros nos comparte cómo le va en su negocio. A continuación, revisamos las metas y, mediante una lluvia de ideas, hacemos que esa persona asuma la responsabilidad de sus resultados. Cuando invitamos a un orador, obviamente nos queda menos tiempo en nuestra reunión. Por lo general, no tenemos oradores a menos de que nuestra reunión sea presencial y para ese tipo de reuniones establecemos una agenda más formal. En estos casos, le inyectamos un poco de diversión a las reuniones por lo que la agenda es una combinación de temas sociales y de trabajo.
Gillespie: Enviamos la agenda, con anticipación, a nuestros miembros para que todos sepan qué deben preparar y cuáles son las expectativas de la reunión. Si no tuviéramos una agenda, nos pondríamos a platicar de cualquier cosa. Considero que es importante tener una agenda para asegurarse de no desperdiciar el tiempo. Hablar de lo que estamos haciendo y lo que nos está funcionando bien y no tan bien, tanto en nuestra vida profesional como personal, es un tema recurrente. Es como medir la temperatura. Cada una de las reuniones es un tanto diferente a la anterior en función de las decisiones que el anfitrión ha tomado con respecto a ella; sin embargo, por lo general, la parte de la revisión personal y profesional la hacemos al principio de la reunión.
McNeely: Además de las amistades hechas, probablemente el mayor beneficio que he obtenido de nuestras reuniones salió de un libro que llevó uno de los miembros: “Las 15 leyes indispensables del crecimiento: vívalas y alcance todo su potencial”. Comenzamos a hablar sobre esas leyes y diseñamos un plan de crecimiento para 2020. Eso ocurrió antes de que supiéramos que la época de COVID pondría nuestras vidas de cabeza. Hicimos una lista de todas las categorías que abarca el concepto de persona íntegra y de las áreas que deseábamos desarrollar, a lo largo de ese año, en todos los aspectos de nuestras vidas y no solo en la parte profesional. Fue el momento perfecto para hacer eso, dado que nuestras vidas han sido totalmente trastocadas por la pandemia. Planteé ese mismo concepto a los miembros de mi personal y redactaron sus propios planes de crecimiento. Terminó siendo un excelente ejercicio y nos permitió unirnos más como grupo de estudio y como miembros del personal.