"Aprueba de balas”. Esa es la expresión que Frank, mi cliente y amigo desde hace mucho, usaba para describirse siempre que le mencionaba los seguros de vida. Llevaba varios años conociéndolo como el instructor de hockey sobre césped de nuestro gimnasio, pero Frank también administraba un despacho de contabilidad y habíamos hecho un acuerdo de networking que consistía en que cada uno de nosotros le referiría clientes al otro. No fue sino hasta un día, aproximadamente hace 30 años, cuando le compartí las estadísticas relacionadas con padecimientos como cáncer, infarto cardiaco y accidente cerebrovascular, que se dio cuenta que era hora de comenzar a prestar atención. Le dije: “Frank, sigues refiriéndome clientes para que los asegure, pero ¿cuándo harás algo para ti?”. Como Frank era un hombre dedicado a los números, podía darse cuenta del riesgo que implicaba para su familia y su negocio el hecho de que pudiera sufrir una enfermedad crítica, quedar discapacitado o fallecer. Los números fueron la clave para que Frank adquiriera pólizas de protección de sus ingresos, gastos comerciales, enfermedades críticas y pólizas de vida para sí mismo, su esposa y los 10 miembros del personal de su compañía. Fue el momento adecuado porque aproximadamente cinco años más tarde, cuando Frank tenía 55 años, sufrió un accidente cerebrovascular masivo mientras se le realizaba una cirugía de bypass cuádruple. El accidente cerebrovascular afectó su habla y movimientos, y esto cambió totalmente su vida. A pesar de haberse recuperado de la cirugía y del accidente cerebrovascular, Frank nunca pudo volver a trabajar de tiempo completo. Recibió una indemnización inmediata libre de impuestos de su póliza de enfermedades críticas de aproximadamente $600,000 USD además de un pago mensual de su póliza de gastos comerciales de $20,000 USD durante 12 meses para cubrir los costos de su empresa y un pago mensual de $15,000 USD de su póliza de protección de ingresos con lo que protegió el 75% de sus ingresos los cuales eran el mayor de sus activos a futuro.
Frank se sometió a terapia física y las indemnizaciones que recibió por concepto de enfermedad crítica y gastos comerciales le permitieron recuperarse a su propio ritmo. Asimismo, le permitieron diseñar un plan de sucesión para el que recurrió a la financiación de ventas para vender la empresa que aún lleva su nombre. En junio de 2013, cuando regresaba de la Reunión Anual MDRT, Frank me llamó por teléfono para decirme que tenía cáncer de páncreas y solo le quedaban unas semanas de vida. Deseaba asegurarse de que todas sus pólizas estuvieran en orden y de que su familia estaría asegurada.
Su enfermedad repentina me sorprendió, ya que habíamos jugado golf unos meses atrás y lo vi más sano que nunca. Durante la última conversación telefónica que sostuvimos, le aseguré a Frank que todo estaba en orden y que su esposa, Val, y sus dos hijas estarían protegidas.
Como asesor financiero y amigo cercano de Frank tengo la satisfacción personal de haber implementado todas las pólizas adecuadas para él, su familia y su personal y de, más tarde, ver cómo todos los beneficios se pagaban oportunamente. Después de todo, le prometimos que estaríamos ahí para él cuando más nos necesitara. Val siguió siendo nuestra clienta después de que falleció su esposo y continuó trabajando en el negocio; sin embargo; ella también desarrolló cáncer. Fue una luchadora y resistió durante muchos años, pero, eventualmente, también sucumbió a la enfermedad por lo que los beneficios de sus pólizas se los heredó a sus hijas. Frank era un hombre activo y tanto él como su esposa fallecieron trágicamente a una edad temprana. Los extraño a nivel personal, sin embargo, son un ejemplo que nos ayuda a comprender que llevar un estilo saludable y activo no te convierte, en absoluto, en una persona a prueba de balas como solía decir Frank.