Byeong Hoon Choi, MBA, aspiraba a dejar de ser asesor de particulares y trabajó duro para crecer como consultor de empresas.
¿Cómo llegaste a ser consultor de empresas?
Debido a que era un área poco familiar para mí, durante los dos primeros años tuve sesiones de estudio con consultores de empresas sénior, agentes fiscales, abogados laborales y otros expertos durante dos o tres horas al día temprano durante las mañanas. Me preparé para convertirme en consultor de empresas mientras les ayudaba. Sin embargo, mientras más trataba de compensar mis debilidades como consultor de empresas, menos tiempo tenía para las reuniones individuales con clientes. A pesar de esto, pude hacer un esfuerzo considerable y seguir con mi rutina de cerrar tres negocios a la semana. Obtuve experiencia en consultoría con clientes corporativos al reunirme con unas cinco a siete compañías tres días a la semana durante dos o tres meses. Aún participo en mis sesiones de estudio, expando mis redes de expertos y mantengo buenas relaciones con ellos para aprender continuamente acerca de las últimas tendencias, así como de sus experiencias.
¿Qué tipo de mentalidad se necesita para ser consultor de empresas?
El valor es esencial para los consultores corporativos. Los clientes tienden a tener grandes expectativas y la competencia es ardua. El trabajo es un poco diferente al de dar asesoría a particulares, ya que hay tareas recurrentes, por lo que, en ocasiones, se necesita un toque de creatividad o comparar casos entre empresas. En consecuencia, la consultoría de empresas requiere de flexibilidad, redes continuas con expertos y reorganizar y desarrollar esas redes con base en la retroalimentación que te den.
¿En qué se diferencia la asesoría para clientes corporativos de la de clientes particulares?
Una diferencia es que los clientes corporativos siempre exigen perfección, pero no es fácil obtenerla en todas las áreas. Por lo tanto, se debe enfocar el trabajo como trabajo en equipo y definir las responsabilidades y alcance del trabajo con el cliente corporativo, para que la relación se construya con firmeza y se obtenga un resultado positivo. Nuestras labores deben producir un resultado en un plazo determinado, por lo que el proceso cobra una mayor importancia, lo que hace que definir los alcances del trabajo sea relevante. Cuando se trata de clientes corporativos, es fundamental que yo me comprometa a alcanzar una meta con ellos y, para lograrlo, tengo que definir dicha meta junto con ellos, analizar mis fortalezas y debilidades, y asignar a un experto para los clientes que necesitan una solución.
¿Cómo visualizas tu futuro como consultor de empresas?
Hay empresas consultoras de renombre de las que mucha gente ha oído hablar en Estados Unidos, Canadá y Europa. Cuando asistí a las Reuniones Anuales de MDRT en EUA y Canadá, descubrí cómo habían evolucionado los asesores en mercados financieros avanzados y cómo los consultores podían crecer y cambiar para satisfacer las necesidades particulares de los clientes. Mi meta final es crecer con mis clientes a través de la consultoría de empresas. Es posible que tome mucho tiempo, pero me gustaría construir un sistema personal o una estructura para mejorar mis habilidades, fundar y hacer crecer una organización que ayude consistentemente a los clientes a conseguir rentabilidad y a seguir un crecimiento enfocado en valores, y desarrollarme continuamente con ellos.
Byeong Hoon Choi es miembro de MDRT desde hace 14 años de Seúl, Corea del Sur. Contáctalo en sharpchoi@gmail.com.