Escribir desde el dolor para sanar
Llevar un diario es estupendo, excepto por una cosa: Si realmente tienes problemas, el narrador de esas historias —tú— podrías ser tu peor enemigo.
Esta idea hizo que Diana Chao, que entonces tenía 14 años, creara lo que con el tiempo se convertiría en Letters to Strangers (L2S), el socio filantrópico de la Reunión Anual de MDRT 2024, que ha ayudado a más de medio millón de personas de seis continentes en la última década. El lema de la organización es “Salud mental con un enfoque personalizado” y para comprender la naturaleza simultáneamente privada y pública de esa afirmación, hay que empezar por escribir una carta.
Chao había sobrevivido a un intento de suicidio tras ser diagnosticada como bipolar y vivir cuatro años por debajo del umbral de la pobreza en el sur de California. Sus padres, que no hablaban inglés, la trataban mal por ser niña, y sufría acoso escolar por ser “esta chica asiática en una ciudad y un colegio muy, muy blancos”.
Así que Chao, que había crecido en una zona muy pobre de China, le escribió una carta a una persona imaginaria. Alguien que sería exactamente lo que ella necesitaba en ese momento. Fue un esfuerzo audaz impulsado tanto por su necesidad de sentirse apoyada como por un sentimiento de responsabilidad hacia su hermano, que es cuatro años menor y, en palabras de Chao, “me encontró al borde de la muerte” cuando intentó suicidarse.
“Empecé a pensar que está muy, muy mal que haya ocurrido todo esto, y me siento fatal, pero me siento mejor pensando que a alguien ahí fuera le importa lo suficiente como para escucharme y quizá se preocupe por mí”, dijo. “Sentí que por fin podía encontrar un camino hacia la esperanza y, por ende, hacia la sanación. Si escribirles cartas a desconocidos podía ayudarme a mí, quizá también podría ayudarles a otros”.
Más allá de los presupuestos para pizza
Chao fundó L2S como club cuando cursaba el segundo año de secundaria. Convenció a sus amigos para que acudieran a las reuniones, utilizando un presupuesto muy reducido para comprar pizza. Los miembros del club compartían sus vulnerabilidades y luchas, y apoyaban a otros que se enfrentaban a los mismos retos escribiendo cartas anónimas, que se rotaban entre los asistentes para leerlas y debatirlas. El presupuesto para pizza se terminó, pero la gente siguió acudiendo.
Entonces, una chica de una ciudad vecina quiso unirse iniciando un club en su secundaria, lo cual dio lugar al primer capítulo de L2S. Chao le enseñó a reproducir lo que ya estaba haciendo: invitar a otros a escribir cartas a desconocidos y faci- litar reuniones en las que la gente pudiera convertir sus luchas internas en una comunidad de apoyo.
Las cartas se compartían con otros capítulos. Después, se sumaron más ciudades, luego estados y finalmente, países. Incluso existe una plataforma en línea gratuita en la que las personas no afiliadas a la red pueden intercambiar cartas. Actualmente, L2S opera en 70 países y cada año presta servicio a 35,000 personas, la mayoría de las cuales son personas de color, mujeres o no binarias.
“Tristemente, algo que jugó a mi favor fue que escuché muchas historias de personas que me decían que querían hacer esto porque, al verme, era la primera vez que veían a alguien como ellas o que había tenido una infancia similar a la suya y que hablaba sobre enfermedades mentales sin odiarse a sí misma por ello”, dijo Chao, que actualmente está terminando su programa de MBA en la Universidad de Oxford. “Sin duda, sentía mucho odio hacia mí misma, pero supongo que no se me notaba y este movimiento no sería posible si no fuera honesta sobre cómo toda mi identidad repercutía negativa y positivamente en mi salud mental”.
Quizá te preguntes, ¿por qué escribirles a desconocidos? El objetivo, dice Chao, es en parte eliminar la presión de darle a alguien un consejo cuando muchas personas no saben cómo consolarse mutuamente todo el tiempo. También crea un doble anonimato, garantizando que no se juzgue al escritor por su color de piel, su género o su pasado, de modo que su historia es lo único que importa.
“Lo que cuento es simplemente la historia de mi vida —y yo tengo el control sobre esa historia—”, afirmó. “Escribirles cartas a desconocidos me recuerda que tengo una voz que vale la pena usar, una historia que vale la pena contar y todo ello me hace tener una vida que vale la pena vivir”.
En la Reunión Anual de MDRT 2024, los participantes en el proyecto de servicio de la Fundación MDRT crearán un kit de ayuda que incluirá material para escribir, libros, camisetas y mucho más, que L2S podrá distribuir entre sus capítulos. Quienes no asistan a la reunión pueden obtener información sobre cómo donar o participar en letterstostrangers.org. Algunas opciones de participación incluyen enviar una carta, registrar un club en tu comunidad o presentar los materiales gratuitos de L2S si las escuelas de tu localidad no tienen establecido un plan de salud mental.
L2S está impulsada tanto por la idea como por el desarrollo real de un esfuerzo de equipo. El personal básico de la organización consta de una docena de empleados (todos ellos menores de 26 años, en consonancia con la población menor de 30 años a la que sirven) que trabajan con más de 130 secciones. Además del intercambio anónimo de cartas y los debates entre compañeros, la organización proporciona una guía y un manual para profesores que se utilizan como plan de estudios en todo el mundo, incluida la enseñanza a 10,000 alumnos de secundaria en Nepal, donde L2S tiene una alianza con el gobierno. L2S también ofrece ayuda comunitaria y una gran variedad de servicios, entre ellos una línea de atención telefónica que opera para todo el continente africano (gestionada desde la oficina de L2S en Liberia y financiada a través del presupuesto nacional de ese país), así como clínicas móviles temporales, programas de orientación y mucho más.
Empoderarse a través de la lucha
Está claro que se trata de un problema mundial y vale la pena reiterar que Chao —que trabajó durante un tiempo como asesora de crisis para la Línea Nacional de Prevención del Suicidio— ha sido testigo tanto de lo mal que puede pasarlo la gente como de la conexión entre la salud mental y la física. Su propio trauma de salud mental le provocó síntomas psicosomáticos que le hicieron perder la vista durante la mitad de sus años de secundaria, e incluso, en una ocasión, a tener 43 grados de fiebre y estar conectada a un equipo de ventilación mecánica. Tenía 6 años la primera vez que su familia la echó de casa y sobrevivió buscando comida en contenedores de basura mientras vivía en la planta baja del estacionamiento de un supermercado.
Cuando falleció su padre, su hermano dijo que era como si estuvieran llorando la muerte de dos personas distintas. Sin embargo, antes de morir, su padre se disculpó con ella, algo que Chao vio como una señal de que el trauma intergeneracional puede evolucionar hacia un lugar más sano.
“Era algo que me habría resultado imposible imaginar de niña”, dijo. “Pero también demuestra que, si bien al principio cuando comencé a recorrer este camino fue muy difícil y mi familia se avergonzó de ello, todos queremos y necesitamos sanar. Y cuando abrimos la puerta primero e invitamos a otras personas a pasar, lo que ocurre después suele ir más allá de nuestras más disparatadas fantasías”.
Autor(es)
Matt Pais
MDRT senior content specialist